Claire Launay, Adriana Fernandez, Bogotá, octobre 2003
La Juventud Trabajadora Colombiana - JTC - y la formación de jóvenes de base
Los jóvenes apoyan procesos sociales locales y regionales.
Las organizaciones juveniles en Colombia se han abierto paso en medio de la falta de credibilidad hacia ellas. La sociedad poco reconocía la importancia de sus propuestas, cuestión ligada a la concepción de la persona joven como alguien a quien le correspondía aprender y a quien le faltaba un todavía un criterio válido.
Los años sesenta del siglo veinte fueron decisivos en el cambio de esa mirada. La sociedad mundial fue sacudida por varios motivos, como las guerras, y los jóvenes por medio de la creación de todo un simbolismo se mostraron al mundo y exigieron el reconocimiento de su palabra y de su lugar en la sociedad.
En este contexto, nace en Colombia por iniciativa del padre jesuita Adán Londoño la Juventud Trabajadora Colombiana, JTC, organización que reúne en sus inicios jóvenes trabajadores de sectores populares de Bogotá (capital de Colombia), con baja calidad de vida, en torno a la búsqueda de opciones diferentes creadas desde sus intereses. Su propósito es que desde la organización se pueda abogar por sus derechos y por la creación de otras oportunidades.
Progresivamente, se extendió la idea a otras regiones de Colombia y la JTC fue congregando también a jóvenes campesinos y estudiantes alrededor de la defensa de derechos y de proyectos alternativos. Hoy cuenta con cuatro regionales en las ciudades de Bucaramanga, Ibagué, Barranquilla y Bogotá.
Pedro Arrieta hace parte de la regional Barranquilla, en la que se congregan jóvenes de toda la región Caribe colombiana (situada en el norte del país). Sucre es uno de los departamentos en los que trabaja esta regional de la JTC, particularmente lo hace en cinco de sus municipios : Caimito, Sincelejo –capital departamental-- Tolú, Sampués y La Unión, sitio en donde vive Pedro y en donde hace 12 años conoció la experiencia de la organización por medio de un padre jesuita.
A la Unión llegó el padre con el deseo de incentivar el trabajo con grupos juveniles de base, en torno principalmente a la formación en lo organizativo, lo sociopolítico y en los temas de derechos humanos, relacionados con ideas de la teología de la liberación. Pedro se vincula pues intuye un gran potencial de trabajo con grupos y relacional, que podía ser muy útil para procesos juveniles que irían gestando a la par que nacían propuestas desde este sector para solucionar muchos de los problemas sociales que se daban en el municipio.
Hoy, la JTC adelanta proyectos de formación con jóvenes cuyo fin es hacer más fuertes sus dinámicas de organización. Además, se consolidan nuevos ejes de trabajo en torno a expresiones de formación permanente en fotografía, comunicación, líneas de autogestión, entre otras. Los proyectos se apoyan en gran medida en agencias de cooperación internacional.
Desde 1996, la JTC no tiene el apoyo de la Compañía de Jesús, sobre todo por razones de autonomía. En su consolidación ha sido importante últimamente la relación con otras organizaciones sociales del país, como las de mujeres y las que hacen parte de la Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (propuesta que vincula varias iniciativas organizativas del país) a la que pertenecen.
Recientemente, la JTC también se ha unido a propuestas alternativas diversas que están creando opinión pública en oposición a la violencia (jóvenes por la NO violencia y movimientos por la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio), a la resistencia ante la imposición de medidas económicas como el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas) y ante políticas en el país como la reciente propuesta de referendo del gobierno colombiano.
Comentario
Las alternativas juveniles son cada vez más reconocidas. Y esto puede entenderse a la luz de lo que decía en alguna ocasión el investigador español Jesús Martín Barbero: para medir el pulso de una época histórica se puede ver cómo está la juventud en determinado momento. Si extendemos esta apreciación, esto puede significar el surgimiento de varias corrientes sociales que por medios organizativos tratan de hacer valer sus derechos y expresarse sobre todos los aspectos de la vida social. Y en esto los movimientos juveniles pueden aportar desde diversos ángulos como resultado de su formación y de la construcción de pensamiento político.
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