Helen Mack, Guatemala, enero 2004
Bien y Mal
En un contexto de represión y conflicto armado, los grupos o sectores que detentan el poder real son los que definen, de forma maniquea, qué es el bien y el mal y quiénes son los buenos y los malos.
En el caso particular de Guatemala, en el que se experimentó un conflicto armado a lo largo de más de tres décadas, el ejército junto con otros sectores de poder real, como el económico tradicional y algunos miembros de partidos políticos, interpretaron y adoptaron la Doctrina de Seguridad Nacional a tal punto que ni siquiera hicieron el intento de adecuarla a la realidad guatemalteca y a las condiciones imperantes, sino que fue utilizada como una receta proveniente del exterior.
Siguiendo esta línea, estos grupos de poder definieron el perfil del enemigo interno, incluyendo en esta categoría a todo aquél que no legitimara las acciones del Ejército y la Contrainsurgencia o que ejerciera oposición, de cualquier forma y desde cualquier ámbito.
Los efectos de la puesta en práctica de esta doctrina, de forma contundente y perversa, provocaron una desvalorización y un menosprecio por la vida y por los valores éticos y morales, lo cual causó estragos a la sociedad guatemalteca.
Por lo tanto, la definición del bien y el mal o de los buenos y los malos depende, en gran medida, de quiénes detentan el poder y cómo lo ejercen. Es una mera clasificación, que sirve para legitimar las acciones de un grupo sobre el otro.