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Experience file Dossier : Las Asambleas Constituyentes en Colombia

, Colombia, November 2007

La Asamblea Municipal Constituyente de Mogotes, Santander

Primer pueblo soberano de Colombia: de la experiencia fundante al aprendizaje en medio de la crisis.

Keywords: Colombia

El municipio de Mogotes está ubicado en el departamento de Santander, al nororiente del país. El casco urbano del municipio, que conservan aún el acervo arquitectónico español-colonial, se encuentran a 1700 metros sobre el nivel del mar, en un pequeño y apacible valle en medio de las agrestes montañas andinas de la cordillera oriental. Sus 29 veredas se extienden y elevan entre las montañas que rodean el valle. Este municipio cuenta con una población alrededor de 10.700 habitantes, distribuidos en las áreas rural y urbana.

Cuando preguntamos a los participantes de la Asamblea constituyente sobre el origen de esta experiencia, se remitieron, sin dudar, a los antecedentes libertarios de la organización popular, conocido como la Insurrección de los Comuneros (1781), que da fuerza al proceso emancipador ante la corona española hacia finales del entonces periodo colonial.

Los orígenes inmediatos de la Asamblea están en diciembre de 1997, a raíz de una toma guerrillera por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) al municipio y el consecuente secuestro de su Alcalde (máxima autoridad del gobierno local). Estos hechos llevan a que al año siguiente, 1998, la Iglesia católica, desde el Obispo hasta los párroco, en conjunto con líderes sociales y otras autoridades, convoquen a los pobladores a la conformación de una Asamblea municipal, en rechazo y resistencia a la violencia y las constantes amenazas a la vida de los pobladores. Sin embargo, tras la toma guerrillera y como una extensión de esa expresión de unidad social, la reflexión sobre la situación del municipio y las causas de la misma se fue ampliando al campo gubernamental y económico. De este modo, esa Asamblea inicial se fue consolidando como un espacio permanente en el que los ciudadanos fueron asumiendo el destino del municipio, como ejercicio del poder local y de su papel como constructores de soluciones frente al conjunto de las dificultades, bien sean por la presencia de actores armados en la región o por la crisis económica y de gobernabilidad que atravesaban.

Es de este modo que nace la experiencia constituyente de Mogotes, que es en el contexto nacional la experiencia fundante e inspiradora de las Asambleas constituyentes en el resto del país. En el fondo, dos sentidos dan sustento a esta iniciativa: uno de orden político y otro religioso.

  • Para el primero, los ampara el Artículo No. 3 de la Constitución Política de Colombia de 1991, cuando designa que “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público”.

  • Para el segundo, se toma como fundamento el mensaje de la Biblia y el dogma de la Iglesia en su sentido comunitario y social.

Las Asambleas son en general espacios de participación y formación ciudadana que articulan y organizan la red social de un territorio, generando dinámicas de concertación e incidencia en lo público y de resistencia frente al conflicto armado. A través de las Asambleas la ciudadanía busca incidir en la toma de decisiones públicas. En gran parte, las Asambleas han logrado coordinar con las Administraciones municipales la gestión de los recursos para el municipio, a fin de dar desarrollo a los planes en obras y servicios que cubran el mayor número posible de la población.

La Asamblea constituyente de Mogotes es un ejemplo claro de que la paz, el desarrollo, la gobernabilidad y el Estado no pueden ser concebidos solamente como ideales sociales; estos conceptos toman forma concreta en los territorios, a partir de los distintos conflictos que los atraviesan, sean políticos, económicos, sociales, etc. Los procesos participativos de las Asambleas han significado una toma de conciencia por parte de lo ciudadanos respecto a las implicaciones concretas de esos ideales, más cuando se han dado a la tarea de buscar alternativas posibles para sus propios municipios o regiones.

Considerando lo valioso y significativo en el contexto nacional, la experiencia de Mogotes fue galardonada con la primera edición del Primer Premio Nacional de Paz en octubre de 1999. Tal mérito fortaleció el escenario y posicionó el ejercicio constituyente en otras regiones del Colombia.

Este tipo de logros contrastan con el estado actual del proceso, el cual se encuentran en un período de crisis y transición desde hace más de un año. Su mentor inicial, en particular la Iglesia católica, le ha retirado el apoyo, expresando su “arrepentimiento” por haber propiciado este tipo de cosas, llegando incluso a declarar la muerte del proceso. En una sociedad tan religiosa, como la de esta región del país, este tipo de declaraciones hicieron que mucha gente dejara de creer en el proceso y le diera la espalda. A esto se suma también la oposición por parte de líderes políticos tradicionales, que constantemente buscaron acabar con el proceso, y la de los actores armados, aún presentes en la región.

En medio de esta situación de crisis los líderes de la Asamblea y las comunidades comprometidas han hecho un balance de sus logros y analizado la forma de dar continuidad al proceso. Han reflexionado sobre su autonomía como proceso social de largo plazo, sobre los aprendizajes en el ejercicio de la política, de la participación y del poder soberano que han obtenido las comunidades de base, sobre la capacidad de los líderes para asumir las riendas del gobierno local, sobre los riesgos existentes, tanto frente a la situación de violencia como de la cultura política tradicional. De hecho, y desde un comienzo, la Asamblea no había sido concebida como un fin en si mismo, si no como un medio para lograr un proceso organizativo y de formación orientado a madurar el proceso social de largo plazo que fuera transformando progresivamente la mentalidad de los “mogotanos” (su gentilicio) con respecto a la democracia y la participación.

La crisis de esta Asamblea constituyente fue un proceso asumido con sentido positivo, de replanteamiento de los horizontes, de las acciones y de sus formas organizativas. Es así, que para el conjunto de las Asambleas en Colombia, así como en un primer momento Mogotes fue la experiencia inspiradora de las Asambleas constituyentes, se convierte hoy de nuevo en un proceso del que se puede aprender, esta vez, respecto a la manera de continuar y fortalecer los procesos en medio de la crisis.

Commentary

Las Asambleas constituyentes en Colombia son procesos relativamente nuevos. La mayor parte de ellas se iniciaron después del 2003 y, en todo caso, no antes de 1998. Algunas de estas Asambleas, incluso de las más “antiguas”, se encuentran en un periodo de crisis. Se habla de Asambleas que desaparecieron ya completamente (aunque personalmente creo que los procesos, en cuanto procesos sociales, continúan) y de otras que atraviesan por serias dificultades organizativas, económicas y de dependencia de la institucionalidad pública o privada. Existen, por supuesto, un gran conjunto de Asambleas que están consolidando sus procesos y ampliando sus radios de acción.

Lo importante aquí es tomar nota de la importancia de que estos procesos sociales aprendan a tramitar sus conflictos, de tal manera que las situaciones de crisis no se traduzcan en el fin de los procesos. Es en este punto cuando creemos en la importancia de un proceso como el de Mogotes, en donde las comunidades y los líderes de base han tenido la capacidad de recoger aprendizajes y re-direccionar el proceso aún en medio de la crisis, o mejor, a propósito de la crisis.

Notes