Helen Mack, Guatemala, décembre 2003
Perdonar
Solo las víctimas pueden perdonar pues son ellas las que han recibido una ofensa, es necesario un esfuerzo inmenso a nivel personal, un ejercicio espiritual, psicológico y emocional, junto con una espiritualidad muy fuerte para lograrlo.
Sin embargo, lo que más lastima y lo que más impide el perdón, es cuando el ofendido o la víctima ve la arrogancia del ofensor o del victimario de seguir pensando que hizo lo correcto y que si estuviera en las mismas circunstancias volvería a hacerlo. Por lo tanto, en ocasiones no puede observarse siquiera una mínima señal de arrepentimiento de la cual pueda pensarse que vale la pena perdonar.
Regularmente se manifiesta un menosprecio por parte de los ofensores o victimarios hacia las personas y a la vida y esa clase de actitudes es la que precisamente dificulta dar ese salto y lograr perdonar.