Angélica Ordonez, Ecuador, novembre 2005
Entrevista al Coronel de la Fuerza Terrestre Ramiro Oleas. Arma de Tanques y Fuerzas Especiales. Servicio Pasivo.
Las Fuerzas Armadas como institución para mantener la paz, podría sonar como un contra sentido. Sin embargo el soldado, como todo hombre, es sensible a los horrores de la guerra y ama la paz.
El ejército: un sueño de la niñez al Consejo de Seguridad Nacional.
Soy Ramiro Oleas Bermeo, Coronel del Ejército, donde permanecí durante 33 años de servicio. Pertenecí al arma de Fuerzas Blindadas, Tanques, a las Fuerzas Especiales del Ejército. También, por algún tiempo, fui profesor de la Academia de Guerra.
Actualmente, estoy como Director de Area de la Dirección Nacional de Movilización. Esta es una institución dependiente de la Secretaria del Consejo de Seguridad Nacional. El Consejo de Seguridad Nacional es el cuerpo colegiado, del más alto nivel, conducido por el Presidente de la República. Está integrado por el Presidente del Congreso Nacional, y el de la Corte Suprema de Justicia, los cuatro Ministros Directores del Frente de Acción de la Seguridad, Frente Interno, Externo, Económico y Militar, el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Es el ente ncargado de organizar problemas de la Seguridad Nacional.
Mi ingreso de las Fuerzas Armadas responde a un sueño de la niñez. Ingresé a los quince años al Colegio Militar, después de cinco años de una preparación instrucción académica. Egresé con el grado de Subteniente de Fuerzas Blindadas. Fui destinado a diversas unidades del ejército, diversos institutos. Formé parte, algo grato para mí, de la selección de tiro del ejército. Participé en algunas competencias de tipo panamericano, con diferentes resultados.
En el ejército estuve durante 33 años de mi vida, donde pude aprender cosas muy valiosas que me han significado un gran soporte en mi vida personal. Yo soy jubilado del ejército desde hace 15 años y medio, dos de los cuales trabajo en el Consejo.
El soldado enfrenta y conoce la guerra, por lo tanto, desea la paz
Las Fuerzas Armadas como institución para mantener la paz, podría sonar como un contra sentido. Porque es una institución en la cual todos sus integrantes, profesionales y militares, todos aquellos que en forma transitoria prestan servicios, están siendo preparados para la guerra.
Esta preparación determina tener la capacidad de enfrentar uno de los hechos sociales más extremos, más difíciles a los que un ser humano se puede enfrentar, porque está en juego su vida. Si estamos preparados para la guerra significa que en la parte interna y lo digo en forma personal, mal nos puede gustar la guerra o los rigores que se deben enfrentar en ésta. Solamente ese hecho hace que amemos la paz con intensidad.
Desde que el hombre vive en la Tierra, una de sus actividades sino favoritas, esenciales ha sido enfrentarse a diversos peligros, para lo cual las tribus y los pueblos antiguos han ido conformando ejércitos y esos ejércitos han actuado por los intereses de cada nación, de cada estado.
Esos intereses han causado confrontaciones. Se puede decir que en el mundo no hay un solo minuto en el que alguna parte exista una guerra. Este aspecto me llama a decir que nosotros, los militares, al ser preparados para la guerra y sus resultados, amamos la paz. Es necesario tomar en cuenta no puede haber un militar que diga: “A mi me gusta la guerra”, cuando sabe que ahí va a entregar todo y perder lo más grato para un hombre: su vida. Amamos la paz. Además, hay un principio que dice si quieres paz prepárate para la guerra.
Si el ejército se prepara para la guerra no es porque la desee.
No quiere decir con eso que un ejército que se prepara para la guerra quiere la guerra. Es un hecho que ante cualquier adversario, la presencia de una Fuerza Armada hace que de paso atrás, no tenga medidas drásticas de fuerza.
Ya en épocas modernas por las diversas confrontaciones las experiencias vividas por el hombre a través de la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, y otras confrontaciones que han dejado una secuela de destrucción y muerte. Se han preocupado de que los ejércitos no solamente participen en lo que determina la constitución del Estado.
En el caso preciso de las Fuerzas Armadas ecuatorianas, no solamente participan en aquello sino que pueden actuar como fuerzas preparadas y encaminadas para actuar y solucionar aspectos bélicos, guerras internas, confrontaciones de todo tipo que puedan existir en las diferentes partes.
De ahí que surgió las ideas de la conformación de los cascos azules. Fuerzas defensoras de las Naciones Unidas y perteneces a diferentes países. Esa intervención debe ser solicitada o pedida por el país donde se va a intervenir caso contrario esta fuerza por más que pertenezca a las Naciones Unidas no puede intervenir sin el consentimiento del Estado que se encuentra afectado.
Alrededor de las brigadas de los militares un pueblo se desarrolla.
Toda unidad militar, en el lugar que se encuentra, significa un ente de desarrollo alrededor del cual se reúnen población civil que convive con las unidades militares.
Las unidades militares necesitan, por ejemplo, alimentar a sus elementos. Esos productos lo obtienen de la población civil y esa población civil comienza a crecer alrededor de los cuarteles.
Un ejemplo, Cayamanga, Celica, en la provincia de Loja. Han vivido y se desarrollan impulsadas por la presencia militar. Alguna vez, por las condiciones extremas que tiene Celica, al ser muy fría, se quiso sacar a la unidad para llevarle a otro lugar más asequible. Prácticamente, la gente de Celica se levantó e impidió que ese hecho se produzca.
Para Riobamba, la presencia de la Brigada Blindada, significó un gran impulso para la ciudad. En 1974 que llegó la primera unidad militar. Las unidades militares siempre han colaborado con el sector civil prestando su contingente para realizar trabajos de colaboración hacia el mejoramiento de esta población. Esto que se conocía antes con los programas de acción cívica.
En la Brigada Blindada de Riobamba, gracias a sus comandantes que se preocuparon mucho del sector indígena, para contra restar un viejo criterio que tenía al militar como enemigo de ese sector, se ingresó en gran cantidad de comunidades indígenas, lo cual fue favorable.
Cuadros militares que fueron a cumplir tareas de profesorado de vialidad, construcción de puentes y escuela, abaratando la mano de obra y permitiendo que se cumpla con las comunidades y sus necesidades. Las Fuerzas Armadas, la Fuerza Aérea, la Marina, Fuerza Terrestre, han actuado en beneficio de sus conciudadanos.
Si la población no quiere a las Fuerzas Armadas es por que no nos hemos dado a conocer
Las Fuerzas Armadas se deben al Estado, a la nación. El pueblo es el soberano. Como soldados que somos, salimos de ese grupo humano. Las realciones entre civiles y militares han pasado por distintos niveles. Han habido circunstancias en que los civiles han tenidos animadversión a las Fuerzas Armadas, producida por culpa de los militares porque no nos hemos hecho conocer, con nuestras actividades, nuestras misiones y objetivos.
Ese desconocimiento crea fábulas, exageranciones que hacen suponer que las fuerzas militares es una élite sobre la sociedad civil y no es así. Todo está de acuerdo a las normas vigentes en la constitución, que rigen a las Fuerzas Armadas: "Las Fuerzas Armadas tendrán como misión fundamental, la conservación de la soberanía nacional, la defensa de la integridad e independencia del Estado y la garantía de su ordenamiento jurídico" Artículo 183
Si el país está en normalidad, las Fuerzas Armadas son agredidas. Pero si hay desastres, son los primeros en asumir responsabilidad
Luego del conflicto del Cenepa, las Fuerzas Armadas cobraron un grado de respeto, consideración. Luego del gobierno último, donde participó un militar, se ha desmejorado ese respeto que se tenía por las Fuerzas Armadas. Eso es transitorio, y actualmente se está trabajando para recobrar esa integridad.
Más aún, el país sufre situaciones muy difíciles por efecto del Plan Colombia y por los efectos de una decisión peruana de definir sus límites marítimos. Eso nos puede afectar y las Fuerzas Armadas deben estar siempre atentas.
Cuando el país está con normalidad, hay la tendencia a agredir al soldado, a las Fuerzas Armadas, pero cuando hay peligro de desastres, de calamidades todo el mundo regresa a ver a los soldados para que ayuden. Es una obligación, por supuesto, pero así es el sentir cambiante de acuerdo a muchas circunstancias.
Las Fuerzas Armadas son garantes del orden pero deben obedecer. Por suerte han decidido no siempre hacerlo
Los asuntos políticos siempre han significado para las Fuerzas Armadas sufrir una afectación. Un claro ejemplo es el asunto de abril pasado, el gran levantamiento popular de Quito. Se suponía que podía haber un gran enfrentamiento con las secuelas de heridos y muertos. La intervención de la policía nacional es criticable pero en Ecuador uno no ve, como sucede en otros países más avanzados como Alemania o Inglaterra, que entran a garrote limpio a disolver una manifestación. Aquí se utilizó gas lacrimógeno, el cual es antipático, pero no es que se agrede violenta o físicamente. Se lamentó una muerte.
En el fervor, cuando se supo que las Fuerzas Armadas quitaban el apoyo al presidente de ese entonces, se sintió como si se destapara una olla de presión: lo que hace un minuto era una confrontación de civiles y militares se apaciguó y no pasó absolutamente nada. En el asunto de Bucaram los que critican a las Fuerzas Armadas fueron los primeros que se embarcaron en la camioneta para ir al Ministerio de Defensa a pedir el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Ahora se dice que los militares no deben participar en política. La constitución dice que son garantes del orden constituido en el artículo 183. Claro, si a uno le nombran como garante debe intentar mantener la paz. Más adelante se dice que las Fuerzas Armadas son obedientes y no deliberantes. Entonces, es difícil ser garante sin poder intervenir libremente. Estas situaciones políticas, conducidas por ciertos políticos, han hecho que las Fuerzas Armadas tengan que participar en estos momentos.
Tres hechos han mantenido al país
Directa o indirectement, en todas las unidades que estuve, me tocó participar de una u otra manera en apoyo a la sociedad civil. Recién graduado de subteniente, en algún gobierno militar, me nombraron Jefe Político de una población pequeña, llamada La Avanzada. Una población pequeña pero de gratos recuerdos para mí.
En todas partes participé. En la provincia de El Oro, con las unidades militares, trabajé en el canal de Caluburu. A pico y pala hicimos un canal, un trabajo muy intenso. Oficiales y tropa participaron gustosos, hoy es una obra muy importante.
La confrontación del Cenepa significó una demostración altísima de profesionalismo de las Fuerzas Armadas. Ese profesionalismo permitió que recobremos la dignidad pisoteada en el año 1941, donde la falta de profesionalismo y de una visión política de quienes conducían el Estado, permitió que seamos un país pisoteado y eso nos afectó siempre como ecuatorianos.
Hay tres hechos que considero importantísimos para el país: en el Cenepa recobramos la dignidad perdida en el 1941. En el levantamiento contra Bucaram se recobró la dignidad política del ecuatoriano. En un hecho deportivo importantísimo, cuando la selección clasificó por primera vez a un Mundial, se recuperó la dignidad deportiva. Salió la frase “Sí se puede” y eso debe impulsarse en todas nuestras actividades.
El desafío es estar atentos y recuperar el prestigio perdido.
Que las Fuerzas Armadas han tenido una declinación en su imagen, ha sido por influencias externas. Ahora, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas están haciendo un esfuerzo para mejorar la forma en que se las ve.
El desafío de las Fuerzas Armadas es salir adelante. Tenemos dificultades económicas pero hay que preocuparse del asunto de Plan Colombia y el de los límites marítimos con el Perú.
Una red de militares por la paz es una utopía, pero las utopías son impulsos que llevan a los hombres a ser mejores. Si se puede encaminar unas actividades con otras Fuerzas Armadas. Ya hay reuniones con los jefes para tomar acuerdos y evitar confrontaciones. Cada país tiene sus propios intereses. La contraposición de intereses puede llevar a una confrontación.