Luis Alberto Cordero, Costa Rica, septiembre 2008
Entrevista con Luis Alberto CORDERO
Entrevista realizada por Henri Bauer y Nathalie Delcamp (Irenees).
Irenees :
¿Puede presentarse, por favor?
Luis Alberto Cordero :
Como una persona convencida de la utilidad de construir puentes de encuentro y unión sobre las diferencias. Un conciliador y mediador por convicción.
Irenees :
¿Cuáles fueron las razones decisivas que lo empujaron a asumir un compromiso social y político?
Luis Alberto Cordero :
Soy un ferviente creyente de la importancia del respeto a los Derechos Humanos. Creo que es indispensable ayudar a que cada persona tenga el derecho de vivir pacíficamente, de contar con un adecuado acceso a la salud, a un empleo y a la educación, y que se respete su cultura, su fe religiosa si la tiene. Creo profundamente que podemos alcanzar una etapa en la que nuestra gente deje de simplemente “sobrevivir” y pueda vivir plenamente y en mejores condiciones. Se trata de derechos básicos para cada ser humano, mediante la puesta en acción de nuestras convicciones.
Nuestro mundo vive, cada día más, momentos de mayores retos: conflictos armados por doquier, ausencia de diálogo, irrespeto mutuo en las relaciones cotidianas conllevan a la violencia, pero sobretodo una falta de interés en el otro, indiferencia, y en la condición en que operan nuestros Estados. Creo que no es misión de algunos cuantos, pero de cada uno de nosotros, ciudadanos de este mundo, de velar y luchar por alcanzar mejores condiciones de vida, pensando en las generaciones venideras. Es por ello que un aspecto fundamental para mí es el de poder retribuir con mi trabajo a la gente, tratando siempre de pensar en la importancia de brindar oportunidades para ayudar a que hombres y mujeres por igual puedan salir adelante. Creo que especialmente los jóvenes de nuestros países muchas veces no cuentan con estas oportunidades, y ellos necesitan tener puertas abiertas. Es necesario ayudarles a construir su futuro, ya que el futuro será de ellos aunque se empieza a construir hoy.
Irenees :
La Fundación a su cargo trabaja fuertemente en la construcción de paz en América Central después de los conflictos armados de 1970-1980: ¿cómo explica usted los conflictos centroamericanos y, sobre todo, el fin de éstos conflictos por medio de la firma de acuerdos de paz?
Luis Alberto Cordero :
La década de los 80 en Centroamérica se caracterizó por una grave crisis política y militar regional que tenía sus raíces en las condiciones de pobreza, represión política, exclusión social y desigualdad propias de la región, y que a la vez se vio exacerbada por la Guerra Fría. Luego de muchos años de violencia e inestabilidad, los cinco presidentes centroamericanos firmaron el 7 de agosto de 1987 el Procedimiento para Establecer la Paz Firme y Duradera en Centroamérica, también conocido como los Acuerdos de Esquipulas II. En este tratado se planteaban una serie de tareas y objetivos para la región, incluyendo la reconciliación nacional, el cese de hostilidades, la democratización, la celebración de elecciones libres y justas, y el fin del apoyo a fuerzas irregulares. Asimismo, se abordaron temas como la cooperación, el control armamentista, la problemática de los refugiados y las personas desplazadas, y el fin de actividades de desestabilización por parte de gobiernos vecinos. Estos objetivos trascendían la negociación de un cese al fuego, ya que no solamente buscaban poner un fin a la violencia sino además abordar las condiciones subyacentes que produjeron los conflictos. De esta manera, estos acuerdos demostraban una comprensión de la paz no solamente como un fin sino como un proceso que requiere compromiso y esfuerzo sostenido a largo plazo.
Irenees :
América Central vivió un período de conflictos armados internos sumamente graves en los años 1970-1980, mientras que Costa Rica, aunque afectado por estos conflictos, supo continuar su camino de paz sin uso de la violencia: ¿cómo explica usted la excepción costarricense en América Central?
Luis Alberto Cordero :
Nuestra región ha atravesado momentos históricos intensamente difíciles, y ninguno de nuestros países ha salido “invicto”. Ahora bien, es cierto que Costa Rica, como usted dice, pudo continuar su camino de paz sin violencia, pacíficamente, pero creo que fue por la progresiva construcción de un sendero en el cual el diálogo y la negociación fueron siempre el camino a seguir.
Era necesario, y lo sigue siendo por supuesto, el luchar por superar las diferencias, asumiendo que cada parte tiene parte de la razón y de la verdad en sus posiciones. Es, definitivamente, una profunda convicción en el diálogo lo que nos ayudó al mantenernos al margen de los conflictos armados y enfocar nuestros esfuerzos a favor de la pacificación y la consolidación de la paz centroamericana. Adicionalmente, el proceso constituyente de 1949 le dio al país una estructura institucional un poco más sólida, con una verdadera separación de poderes en el marco de un Estado de Derecho.
Irenees :
¿Cuáles son, según usted, los avances reales en la construcción de una sociedad más pacífica en América Central después del final de los conflictos armados? ¿Y Cuáles los desafíos prioritarios para construir la paz?
Luis Alberto Cordero :
Veinte años después, los logros de los Acuerdos de Esquipulas II son evidentes: se llevó a cabo una transición pacífica en Nicaragua, se firmaron acuerdos de paz en Guatemala y El Salvador que pusieron fin a sus respectivas guerras civiles, todos los países celebran elecciones democráticas, y la región goza de índices respetables de crecimiento económico. Si bien es importante valorar los éxitos de los Acuerdos, también es necesario reconocer sus limitaciones. Hoy en día, existen todavía importantes desafíos que peligran la frágil paz y estabilidad en la región. La violencia y la criminalidad continúan azotando al istmo, tanto así que esta violencia ha causado más muertes que las registradas durante los conflictos armados. Por otro lado, aunque la región ha gozado de un robusto crecimiento económico en los últimos años, las desigualdades sociales y económicas persisten y según algunos expertos se han aumentado. Además, la exclusión social, la asimetría en las relaciones de género, la pobreza, las violaciones de los derechos humanos y el débil imperio de la ley continúan siendo temas urgentes dentro de la agenda de desarrollo de la región y aún no han sido abordados en forma adecuada desde una perspectiva regional.
Irenees :
¿Según usted, cuáles son los desafíos prioritarios para construir la paz después de un conflicto armado o una guerra?
Luis Alberto Cordero :
Salir de un conflicto armado o una guerra significa atravesar etapas de transición sumamente complejas. Muchos son los desafíos ante tantas demandas, como el restablecimiento de un Estado de Derecho, la re-construcción de la credibilidad y la confianza. Es indispensable crear, si es que no existían, y fortalecer los mecanismos de participación política, con un espacio también para la sociedad civil. La conciliación sin impunidad y un verdadero compromiso con la tolerancia son, al igual, factores claves para la pacificación y para la construcción de esperanzas.
Irenees :
El trabajo de la Fundación Arias por el respecto de los derechos humanos, la justicia, la democracia y la construcción de sociedades más pacíficas es apreciado e incluso admirado en América Central y en el extranjero: ¿cuáles son los valores que inspiran la continuidad y lo serio de su compromiso?
Luis Alberto Cordero :
La Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano fue fundada por el Presidente Oscar Arias Sánchez luego de recibir el Premio Nóbel de la Paz en 1987. Desde su creación, la Fundación Arias se ha dedicado a estimular una cultura de paz y promover la defensa de la democracia, la igualdad de género, el desarme y la desmilitarización. Mediante nuestro trabajo y experiencias en los últimos veinte años, nos mantenemos firmes en nuestra creencia que el desarrollo socio-económico y la seguridad humana son las principales vías para conseguir la paz firme y duradera. En la Fundación Arias, valoramos mucho el poder del dialogo abierto y pacifico, la importancia de construir fuertes alianzas y el respeto a la diversidad, tanto cultural, como étnica y de genero. Estos son los valores detrás de todos los proyectos y programas que implementamos y que nos inspiran a seguir adelante con nuestro continuo compromiso de construir sociedades más justas, pacíficas y equitativas.
Irenees :
¿Qué es para usted la Paz?
Luis Alberto Cordero :
La paz es un valor fundamental y una filosofía de vida que debe guiar y estar presente en todas nuestras acciones, pensamientos y palabras. Es un derecho inalienable de cada ser humano. La paz firme y duradera es un proceso continuo que requiere de un compromiso constante, tanto a nivel individual como social. La paz no es solamente ausencia de conflictos, es también desarrollo pleno, acceso a las oportunidades de la educación, empleo, salud, ejercicio pleno de derechos políticos, económicos, sociales y culturales.