Guatemala Ciudad, mai 2008
Entrevista con Byron MORALES
Entevista realizada por Henri Bauer y Nathalie Delcamp (Irenees).
Irenees :
¿Puede presentarse, por favor?
Byron Morales :
Soy guatemalteco, integrante del área de investigación de INTRAPAZ e imparto el curso de Seminario sobre Movimientos Sociales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Rafael Landívar, en la Ciudad de Guatemala. Hace unos años atrás hice actividad sindical y política.
Irenees :
Usted ha estado comprometido en las luchas sociales por la democracia en un contexto de dictadura militar y de conflicto armado: ¿por qué decidió trabajar en el tema de la transformación de conflictos y la construcción de paz? ¿Cuáles son las principales razones de su compromiso por la paz?
Byron Morales :
Dos razones: una, porque fui parte de la tradición de lucha sindical y popular guatemalteca que ha centrado sus esfuerzos en la valorización del trabajo como actividad humana y la construcción de la democracia y la paz, lo cual implica un espacio preferente para el diálogo, la negociación, la concertación social, el funcionamiento adecuado y pleno de las instituciones, algo negado en forma sistemática por los regímenes autoritarios y los grupos de poder tradicionales en Guatemala. Y, lo segundo, porque creo que los problemas de la sociedad, los conflictos sociales, pueden y deben canalizarse en forma pacífica, institucionalizando el diálogo y la negociación, creando y apropiándose socialmente de conocimiento, alentando la voluntad por imponerse a la respuesta violenta. Las luchas sociales han sido históricamente defensivas, nunca nadie optó por una acción colectiva ofensiva (como la guerra revolucionaria) sin considerar y poner a prueba otras opciones pacíficas. Hoy, lamentablemente el panorama es altamente violento. La transformación de conflictos y la construcción de la paz, merecen nuevas oportunidades que hay que estudiar y trabajar en Guatemala.
Irenees :
Háblenos un poco de su trabajo en Intrapaz: ¿sobre qué temas trabajan prioritariamente, cuáles sus orientaciones y sus objetivos finales?
Byron Morales :
INTRAPAZ es una organización académica con proyección y compromiso social en materia de transformación de conflictos y construcción de paz. Promueve valores sustanciales de una cultura de paz basada en la comprensión, la tolerancia, la solidaridad, la cooperación y el respeto a la diversidad y al disenso. Uno de los aspectos centrales de su actividad gira en torno a estimular todos aquellos esfuerzos sociales orientados a la eliminación de las condiciones históricas y estructurales que, dolorosamente, han llevado a la solución violenta de los conflictos en diferentes
momentos de la vida guatemalteca. Todo esto se hace por medio de la investigación, la educación, la socialización de conocimiento, la asesoría e intermediación.
Irenees :
Usted vivió de muy cerca las consecuencias dramáticas del conflicto armado interno en Guatemala: si luego de la desaparición o del asesinato de miles de personas la verdad es un imperativo moral y la justicia una consecuencia política: ¿creé usted en el perdón?
Byron Morales :
La pérdida de seres queridos, los cambios profundos e inesperados en la vida de muchas personas, familias y comunidades, es altamente difícil de comprender y de aceptar cuando se ha vivido en carne propia. Guatemala apenas empieza a reconocerse a sí misma en su esencia diversa y su historia, y lo mismo sucede con los hechos más terribles y tristes de su pasado reciente, en el marco de los regímenes militares y del enfrentamiento armado interno. Hay una necesidad social muy grande de cerrar el luto, de reconstruir la memoria y cerrarle el paso a un olvido forzado o a afrontar esa transformación del dolor en silencio, pero debe hacerse de forma voluntaria y consciente para recuperar la autoestima colectiva, obtener reconocimiento y también respeto a partir de los vínculos familiares y comunitarios, así como de organización y acción social y política que fue rota por la respuesta brutal de la represión estatal.
Creo entonces, en que el perdón será una decisión pensable y posible como producto de la verdad y de la justicia, como parte de un proceso de racionalización de las causas y orígenes del conflicto armado interno, pero visto en sus partes más profundas. Mientras haya algo que esclarecer, el pasado se seguirá viviendo en el presente. Y, mientras el Estado no asuma el desafío tanto de contribuir a ese esclarecimiento sino también al castigo a los responsables, la impunidad seguirá fortalecida y estimulando el crímen. Hay largo camino por recorrer al respecto.
Irenees :
¿Cual fué, según usted, el rol de la sociedad civil guatemalteca en la construcción del proceso de paz, especialmente en los años 1970 – 1980?
Byron Morales :
La sociedad civil guatemalteca no tuvo un papel homogéneo. Tomemos en cuenta que su pasado y la guerra misma en aquellos años conllevó al fraccionamiento de la sociedad, de comunidades enteras que se enfrentaron entre sí y familias divididas. También hubo quienes se mantuvieron al margen, en algún sentido, ajenos, testigos mudos de una realidad muy violenta - en formas en muchos casos en extremo aberrantes -, o simplemente desconociendo lo sucedido a su alrededor porque no alcanzaban a saber qué pasaba. Las aldeas arrasadas, el genocidio, se empezaron a conocer tiempo después en las áreas urbanas, por ejemplo.
Pero una parte importante, en el campo y la ciudad, afrontaron con determinación al Estado autoritario y represor. De esa cuenta, en mi opinión, los movimientos sociales en esos años asumieron una parte altamente significativa y determinante para la apertura de espacios políticos, para derrotar al militarismo y a la represión institucionalizada, brindando así una oportunidad a los medios políticos para que el país emprendiera un nuevo camino, de construcción de paz: sindicatos, ligas campesinas, agrupaciones de mujeres, comunidades indígenas, estudiantes organizados, pequeños y medianos empresarios, intelectuales y religiosos, entre otros grupos y sectores organizados, que fueron los que sentaron las bases que dieron como resultado los Acuerdos de Paz de 1996 y el proceso que siguió (a pesar de todas sus dificultades). Por supuesto, el costo en vidas humanas también fue alto.
Irenees :
Los Acuerdos de Paz fueron firmados en 1996: ¿cuáles son, según usted, los avances reales en la construcción de una sociedad más pacífica en Guatemala? ¿Y Cuáles los desafíos prioritarios para construir la paz?
Byron Morales :
El primer paso dado introdujo al país en un proceso de desactivación de la violencia institucional del Estado que dejó una honda huella en la sociedad y que también alimentó las múltiples causas y tipos de violencia que prevalecen hoy día. Algunas viejas prácticas y concepciones siguen muy presentes (la criminalización del conflicto social, preeminencia de ideas reactivas antes que preventivas en materia de seguridad ciudadana y otras), pero la persecución y la represión como política del Estado quedaron atrás. Simultáneamente y con el tiempo, se han realizado muchos esfuerzos que promueven valores democráticos y humanos que reclaman reconocimiento y también respeto a la diversidad cultural, a las libertades y derechos civiles y políticos, a la emergencia de espacios de participación ciudadana, de reivindicación y lucha social, y ante todo, el funcionamiento pleno de las instituciones.
Pero falta muchísimo por avanzar. Resultados hacen falta en la erradicación de la discriminación racial y de género, de la pobreza, la injusticia social, el acceso a la justicia y otros muchos. Infortunadamente, la violencia común y la organizada, así como la que se deriva del narcotráfico, han llegado a niveles vistos sólo en los momentos más cruentos de la guerra interna. La cantidad de muertes diarias en forma violenta es sorprendente y altamente preocupante.
Los Acuerdos de Paz constituyen un programa básico, histórico e irrenunciable que marcan un punto de partida. El inicio de su cumplimiento se encontró con un tejido social desestructurado, sin sentido de proceso y de compromiso para la construcción conjunta de una Guatemala nueva; también se encontró con una enorme pérdida de la autoridad moral, legal y política en el Estado y en las instituciones, en el sistema político, y la carencia de ese sentido de autoridad también es un factor que incide y estimula la violencia.
Entonces, pareciera que todo es prioritario. Pero desde el punto de vista de lo estratégico, considero que el punto crucial del desafío de la construcción de paz en Guatemala, está en la derrota de la pobreza y de la exclusión política.
Irenees :
¿Por qué, según usted, en Guatemala no ha habido gobiernos de izquierda desde hace más de 50 años? Cómo ve usted el futuro de la izquierda en Guatemala?
Byron Morales :
Hemos tenido más de cien años de anticomunismo como política de Estado, entendido este - desde principios del siglo pasado - como el sofocamiento inmediato y de raíz a cualquier intento o pretensión de cambio social. Hubo un momento en la historia en que incluso fue prohibido el uso de términos como “solidaridad” u “obrero”. La invasión contrarrevolucionaria de 1954 alentó esa aberración anticomunista y la mezcló con otro ingrediente más aberrante aún, la política contrainsurgente, que implicó la saturación y control militar absoluto de las instituciones, la persecución y el genocidio al que nos enfrentamos durante la casi totalidad de los años de guerra en Guatemala.
De esa cuenta, en el país no hay una tradición democrática de la izquierda, de organización y participación electoral porque ha sido perseguida y brutalmente reprimida desde siempre. Pero no sólo eso, también son demasiados años en que la sociedad tiene desconfianza en las instituciones -por supuesto, también en la institución del voto -, y de no sentirse reflejada en ellas. Hoy en día cuando las condiciones son otras, la población visualiza a los partidos políticos sin reparar en matices, componentes o contenidos. Pero si se platica en la calle, se encuentra con que hay gente que siente temor en la izquierda.
Los partidos de izquierda que existen desde 1996 a la fecha, no han afrontado mayores problemas, pero tampoco han logrado ocupar abundantes espacios y constituirse en una fuerza importante. Mantienen espacios marginales y limitadas posibilidades en el corto plazo. Sin embargo, soy de la opinión que hay mentalidades que van cambiando y que pueden orientarse a que se le apueste a un gobierno asentado en la organización popular, que se plantee respaldo popular a una opción capaz de articular a la sociedad en un proyecto con sentido de proceso y que al mismo tiempo, comprometa profundamente. La izquierda guatemalteca puede y tiene que hacerlo.
Irenees :
¿Según usted, cuáles son los desafíos prioritarios para construir la paz después de un conflicto armado o una guerra?
Byron Morales :
No quisiera enredarme en discusiones teóricas. La experiencia centroamericana y en particular la guatemalteca han demandado respuestas urgentes a la resolución de los problemas más ingentes de la población, la construcción de nuevas oportunidades y el funcionamiento de las instituciones, asentado sobre niveles nuevos de organización y participación popular. Los aspectos operativos vinculados con lo militar y la desactivación de la violencia son factibles a partir del avenimiento de las
partes, del Acuerdo; el principal desafío lo veo en lo sustantivo, lo que se relaciona con la gente, la justicia social y el funcionamiento de la democracia.
Irenees :
En Europa se prefiere establecer una distinción fuerte entre investigación teórica y acción en el campo, lo que da lugar a la creación de dos lógicas diferentes así como a intercambios interesantes. En América Central, en cambio, muchos intelectuales trabajan en una perspectiva de transformación social: están comprometidos con una u otra manera de ver las cosas, teniendo a veces opciones políticas; ¿cuáles serían, según usted, las ventajas y los límites de este método de trabajo?
Byron Morales :
Me atrevo a decir que el punto de explicación en la preferencia de uno u otro método se encuentra en la realidad que toca afrontar. La opción por la perspectiva de la transformación social en Centro América tiene como ventaja que se contribuye a crear conocimiento desde dentro, en primera línea, exigiendo mucha apertura y flexibilidad, pero en algún sentido aportando también con los sujetos colectivos que surgen. Las nuestras son sociedades empobrecidas, con una historia rica aunque dolorosa, necesaria de transformar, y somos parte activa de su cotidianidad. Los límites quizá se expresen en los riesgos de que esa opción se vuelva sectaria e intolerante. Por cierto, este debate llevó a un poeta guatemalteco convertido en legendario guerrillero, asesinado por el ejército, a lanzar punzantes dardos en hermosas cuartillas a los “intelectuales apolíticos de mi país”.
Irenees :
¿Qué es para usted la Paz?
Byron Morales :
Un conjunto de condiciones que articulan y satisfacen las necesidades e intereses humanos en el sentido de la realización personal y colectiva para el bien común.