Luis Baron, Bogota, Colombia, juillet 2003
Colombia : los actores de paz ante el desafio de romper con una actitud confrontacional, en terminos discursivos como en terminos de interaccion entre ellos
Nosotros hemos constatado una apropiación simbolica muy fuerte de valores de la pluralidad, de la diversidad, de reconocimiento de la diferencia, de la autonomia y de la libertad. Eso en una mezcla de lo que uno podría llamar “conceptos más modernos y postmodernos de una mirada sobre lo que sucede en la sociedad”.
Pero al mismo tiempo nos sorprendió muchísimo constatar que hay un reclamo por la imposición de un discurso único y legítimo sobre la guerra. Se exige un discurso univoco, homogéneo, verdadero, objetivo sobre lo que esta sucediendo en el pais. Lo contrario de esa idea postmoderna. Es una ambigüedad interesante para analizar con más detalle.
También interpretamos que ese reclamo surge de esa misma sensación que produce la existencia de tan variados discursos sobre el conflicto armado, que dan capacidad para posicionarse, construir imaginarios, intercambiar representaciones compartidas en algunos sectores de la sociedad. Desde esa perspectiva, veíamos que ese reclamo por un discurso legitimo estaba muy relacionado con la ciudadania. Todos estos sectores reclaman un discurso más cierto sobre el conflicto porque quieren tener una acción social mucho más certera, menos incierta.
A mi me parece que en ese reclamo de legitimidad y de claridad del conflicto, hay un reclamo de comprensión de un asunto que se ve como muy complejo. Antes que ir a mirar en donde podrían estar los centros de quiebre del conflicto, se busca resolverlo todo al mismo tiempo y cada cosa es convertida en un asunto interesante e importante. No se establecen prioridades.
Por eso yo veo mucha incapacidad para apuntar a los asuntos centrales y prioritarios de lo que está sucediendo. A partir de esa visión, también se puede plantear desde una perspectiva de la paz, para poder tomar una cierta distancia frente al conflicto y frente a la guerra misma, para proponer, por fuera de ese mismo círculo, otro tipo de alternativa. Mejor dicho para proponer salidas de paz es necesario tomar distancia de la guerra. Porque las salidas y alternativas que se hacen casi siempre están atadas a la guerra. Esto genera poca creatividad.
Mi sensación es que el tipo de alternativas y salidas que se están construyendo desde el centro del conflicto, con todo su dramatismo y la victimización que da la centralidad de la guerra, lo que lleva a actuar en un sentido lógicamente contradictorio a la paz. Creo que hay un enfrascamiento cultural muy fuerte alrededor de la guerra que no permite mirar otras dimensiones ni alternativas de la misma.
Por otro lado, cuando hay el reclamo de la legitimidad de un discurso sobre la guerra, también se evidencia la manera en como todos los actores, incluidos los ciudadanos comunes y corrientes, están entrando a relacionarse con los imaginarios de la guerra desde una perspectiva de verdad absoluta, monolítica, incorruptible. Cada quien entra a tratar de posicionar su verdad con muy poca capacidad de escucha, de diálogo, para por lo menos ponerle atención a los demás. Esto es realmente un diálogo de sordos, una proliferación muy grande de discursos donde nadie escucha lo que dicen los otros, y muy pocos tienen la capacidad para ir y decir “oiga por lo menos hagamos relativa nuestra posición y vayamos a escuchar la del otro a ver si eso sirve”, por lo menos para desbloquear las inercias. Eso sería romper con una cierta actitud confrontacional no sólo en términos discursivos, sino en términos de interacción entre los agentes sociales.