Francisco De Roux, Magdalena Medio, Colombia, mai 2005
La discusión internacional sobre los Laboratorios de Paz de Colombia en 2005
Criticas a los laboratorios de paz en Colombia y respuestas desde la experiencia cotidiana
La reunión de Barcelona sobre la Cooperación y los Derechos Humanos en Colombia fue realmente buena. El documento presentado por Héctor Arenas sobre el desarrollo de la reunión es un aporte valioso y un punto de vista riguroso que debe complementarse con otros puntos de vista para tener una visión ajustada de lo que allí ocurrió.
Héctor presenta la crítica a los Laboratorios de Paz. Sobre las reflexiones de Héctor consideramos que deben hacerse las siguientes precisiones. Se presentaron, en la reunión de Barcelona, las experiencias de tres Laboratorios de Paz:
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el Magdalena Medio
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el Consejo Regional Indígena que realiza con ASOPATIA el segundo laboratorio en Cauca y Nariño
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y Montes de María que corresponde al tercer laboratorio
Se presentaron además acciones humanitarias, y el trabajo de la Campaña Colombiana contra Minas antipersonales que adelanta una acción muy significativa entre las comunidades y el ELN en la zona de Micoahumado, en el Magdalena Medio.
La crítica seria a la Cooperación Europea en los Laboratorios fue hecha por la ponencia de José Luis Campo. Representante de la Plataforma de Organizaciones Europeas de Desarrollo en Colombia. Este aporte de José Luis puso en la Tabla el desarrollo significativo de la declaración de Londres y la reunión siguiente de Cartagena.
José Luis evidenció en su presentación la diferencia que hay entre el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio que adelanta el primer Laboratorio de Paz, y los demás Laboratorios. La diferencia para José Luis está en
la organización popular y comunitaria del PDPMM, la autonomía y la independencia de la sociedad civil que participa en el Magdalena Medio para definir su propio camino, articularse con las instituciones sin perder su método y su meta, y establecer sus propios proyectos.
José Luis no encuentra estas características en los otros Laboratorios de Paz. Sin embargo esta diferencia presentada por José Luis tiene matices.
La solicitud a la Unión Europea para que inste al gobierno colombiano a requerir la desmovilización del Bloque Central Bolívar, formación paramilitar que mantiene en la actualidad el control en el sur de Bolívar, y es el principal responsable del narcotráfico en la región, fue hecha, en Barcelona, por el director del Laboratorio de Paz del Magdalena Medio.
Fue José Luis Campo quien presentó las tres críticas a los Laboratorios de Paz, estas son las mismas críticas de las ONGs hacia la cooperación europea a Colombia:
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Que es un convenio de la Unión Europea con el gobierno colombiano y no con las comunidades
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Que se escogen expresamente los territorios de presencia paramilitar porque son parte de la política de seguridad democrática del gobierno Uribe
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Y que son verticales – con excepción del PDPMM – y no respetaban los procesos de las comunidades.
Estas tres críticas de José Luis Campo tuvieron a su vez los siguientes comentarios.
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Los Laboratorios de Paz son un acuerdo entre la Unión Europea y el Estado colombiano, establecido dentro de un marco de política internacional.
Este hecho define su valor y sus límites. Su valor está en que constituyen un punto de apoyo para que Europa pueda actuar como colaborador en derecho en la solución al conflicto armado colombiano, precisamente porque tiene un convenio de cooperación firmado con el Estado, lo cual no se tendría si Europa ayudara solamente a las comunidades. Esto no quiere decir que la cooperación europea no pueda llegar directamente a las comunidades, pero los Laboratorios representan un escenario de política muy importante para Colombia, que establece una diferencia con la política norteamericana del Plan Colombia. Por otra parte los Procesos sociales de las regiones, que son los que definen los proyectos desde la autonomía de los ciudadanos organizados, como es el caso del PDPMM, son procesos que no se someten a los intereses de la Unión Europea ni a los intereses del los poderes políticos o empresariales colombianos. Son Procesos conscientes de que la Unión Europea y el Gobierno tienen propósitos propios al comprometerse en los Laboratorio de Paz, justamente estos intereses de los Estados (Europa y Colombia) son elementos del diálogo y escenarios de la afirmación de la autonomía de las comunidades en los Laboratorios. Pero el desafío para los Procesos ciudadanos regionales es aceptar que estos intereses existen y - en las discusiones de la política real - mantener la autonomía y la lucha por la justicia, la soberanía y la paz con dignidad para construir la convivencia y las instituciones que queremos.
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Que se hayan escogido expresamente los territorios donde estaban los paramilitares y la política de seguridad de Uribe para hacer los Laboratorios de Paz, es falso.
El Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio empezó a finales de 1995 cuando la presencia de la insurgencia en esta región era predominante. La presencia del CRIC en el Cauca y de las organizaciones indígenas es de siglos antes de que hubiera Colombia. Y Asopatía, mucho más nuevo, tiene sus años. El proceso de Norte de Santander, que hace parte del segundo laboratorio es de más de diez años. Lo que pasa es que por decisión de los ciudadanos los Programas de Desarrollo y Paz que son 17 hoy día en Colombia, y de los cuales se han seleccionado los Laboratorios, son Programas que deciden hacer “desarrollo humano para la paz con dignidad en medio del conflicto”, y que escogen como territorio para desarrollarse los sitios donde se da la guerra, la confrontación, el desplazamiento y la violación de los derechos humanos y del derechos internacional humanitario, violaciones que hacen todos los actores de la guerra: el Estado colombiano, las Autodefensas, las FARC, el ELN y el ERP. Las comunidades que llevan los procesos de los Programas han decidido quedarse allí, estar allí, porque están convencidas que es desde allí, desde la seriedad del dolor y las contradicciones desde donde deben construirse los cambios estructurales que hagan posible la paz con justicia en Colombia. Es allí, en el terreno de las tensiones y de los riesgos y no en el huir y el desplazarse, ni en la distancia de las ONGs de Bogotá, ni en los talleres de discusión de Estados Unidos o de Europa, ni en el autismo de los académicos o la ideología de los politólogos (sin que se pueda despreciar el enorme apoyo que hacen todos estos grupos desde fuera de las regiones críticas), pero es desde las comunidades en terreno desde donde se pueden clarificar las cosas y encontrar los caminos. Estas comunidades están convencidas que debe construirse en medio del conflicto la reconciliación de un pueblo que sabe que no tiene salida por la guerra y que tiene que superar exclusiones inmensas.
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El que las decisiones al interior de los Laboratorios de Paz sea verticales, fuera del caso del Magdalena Medio, es una afirmación que no puede aceptarse.
El caso que José Luis puso como ejemplo de una comunidad que fue presionada a organizarse en un mes, es el caso contado por una ONG de Bogotá a la que se pidió ayudara a formular un proyecto en uno de los nuevos Laboratorios para preparar un Plan Operativo Provisional que sirviera aprendizaje a las comunidades sobre el proceso complejo a que se ven llamadas en la construcción de un Plan Operativo definitivo que toma meses enteros. Ese mismo Laboratorio de Paz es perfectamente consciente del apoyo pasajero de la colaboración que hizo la ONG bogotana.
Los que conocemos por dentro los Laboratorios de Paz conocemos de la dinámica interna muy profunda que se vive en ellos y de la responsabilidad honda de las comunidades y de su coraje. Y también tenemos que decirlo, de la responsabilidad con que la Delegación Europea y el Gobierno colombiano han actuado en este escenario. No hay duda que de no haber estado el PDPMM y el Laboratorio de Paz en el Magdalena Medio los paramilitares habrían arrasado con el movimiento ciudadano y popular. Y lejos de hacerlo, y a pesar de la presencia paramilitar, el movimiento popular y ciudadano es cada día más fuerte y decidido en el Magdalena Medio y se ha logrado frenar sustancialmente el desplazamiento y rescatar a la asociación de alcaldes del sur de Bolívar de la dominación de los paramilitares, y acompañar para mantener en fortaleza a la Organización Femenina Popular, a Credhos, a la Corporación Nación, a la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, a la ATCC. , a las asociaciones rurales, mineras y de pescadores, a la Red de Emisoras Comunitarias, a la Red de Jóvenes, a la USO y los demás sindicatos, a las Organizaciones de Derechos Humanos, al Foro Social de Barrancabermeja, y preservar la autonomía de nuestra universidad, la Universidad de la Paz.
Pero esta lucha igual la hace CONSORNOC, que tiene a la cabeza a Monseñor Gustavo Martínez Arzobispo de Pamplona en Norte de Santander y que ha exigido autonomía de las comunidades frente al gobierno y la Unión Europea en el segundo Laboratorio. Igual la hace el CRIC en el Cauca, y el mismo ASOPATÍA que ha confrontado duramente a los intereses del gobernador del departamento. Montes de María han conocido la persecución y los señalamientos, como en el caso de Amauri Padilla que fue llevado a la cárcel por informantes falsos por más de un semestre y de otros compañeros perseguidos que no se han dejado sacar de la lucha por la paz con dignidad.
Es evidente que estos procesos no son ingenuos, ni irresponsables. En el PDPMM el costo ha sido muy alto. 20 líderes, participantes en los proyectos han sido asesinados. Tres de ellos mujeres. 17 de los asesinatos han sido hechos por los paramilitares. 3 han sido hechos por las FARC. 6 se de los asesinatos han sido de líderes de los proyecto apoyados por la Unión Europea.