Claire Launay, Carolina Gomez, Colombia, octobre 2003
Las y los jóvenes : constructores de una mejor sociedad
El ejemplo del grupo juvenil Evolución, en Ibagué, Colombia.
Ibagué es la capital del departamento del Tolima. Se localiza en la región central de Colombia y se conoce como la ciudad musical del país. En esa ciudad, existen varias iniciativas juveniles para que los niños y niñas que viven en zonas marginales de la ciudad se capaciten en derechos humanos y valores democráticos. Dicho de otra manera, los y las jóvenes dedican voluntariamente su tiempo libre a enseñar a niños de bajos recursos en su tiempo libre, con dinámicas de juego.
Deisy Ruiz es estudiante de mercadeo en el Instituto System Center de Ibagué. Ella participa en una de esas iniciativas desde hace un año como animadora juvenil en la ACJ (Asociación Cristiana de Jóvenes), organización que tiene varias sedes en el mundo y en la que sus asociados cumplen labores de voluntariado con niños, ancianos y enfermos. Deisy trabaja con el grupo juvenil Evolución, que ayudó a fundar y que es del barrio Eduardo Santos (zona centro de Ibagué), lugar donde vive con su familia. Este grupo tiene como objetivo fundamental ayudar a bajar los índices de drogadicción en los jóvenes del barrio, quienes caen en este problema por varias razones, entre ellas, el mal ejemplo de los padres, la insistencia de los amigos y la falta de motivaciones para salir adelante con sus proyectos de vida.
Los muchachos que atiende el proyecto carecen de oportunidades de estudio y trabajo y además tienen la amenaza constante de lo que se conoce como “limpieza social” (en este escenario particular, la “limpieza social” se describe como las acciones de grupos armados que asesinan a las personas que consideran peligrosas). En este sentido, los jóvenes viven con temor y sin ninguna expectativa de cambio.
Ya reconocido el problema, el proyecto Evolución, junto con la ACJ, ofrece a los jóvenes capacitación en manualidades (muñecos, tarjetas, pulseras, porcelanas, entre otras cosas). También clases de inglés y enseñanza en valores como responsabilidad, honestidad, solidaridad, respeto y tolerancia. Por medio de la capacitación, el joven tiene la oportunidad de aprender un oficio para costearse sus estudios y de motivarse para salir del problema del consumo de droga.
Sin embargo, hay muchas dificultades en estos trabajos. No se cuenta con un espacio especial para los talleres y por lo general se improvisa uno en un parque o en la casa de alguno de los jóvenes dinamizadores. De otra parte, el tiempo para desarrollar las actividades no es suficiente y a veces no hay colaboración de los padres en el proceso. No obstante, quienes lo impulsan son persistentes y personalmente Deisy ha aprendido a escuchar a los niños desde su experiencia.
El trabajo como animadora juvenil lo realiza Deisy también en el barrio Hipódromo (zona centro de Ibagué). Allí da talleres de prevención a niños y niñas entre los 9 y los 18 años de edad. Los temas de los talleres son derechos del niño, sexualidad, salud y drogadicción. También ha organizado eventos en los que participan los padres de familia, quienes junto a sus hijos realizan dinámicas de cambio de rol, es decir, el padre y la madre juegan por un momento a ser hijas e hijos y viceversa, aprendiendo a sentir como siente el otro en las relaciones de familia. De este modo se facilita el diálogo y aumenta la comprensión entre unos y otros.
Otros animadores juveniles hacen énfasis en teatro y organizan con los niños representaciones en las que ponen de relieve problemáticas socioeconómicas y culturales que afrontan como niños y jóvenes dentro de su comunidad.
Comentario
jóvenes son actores principales a la hora de pensarse un país diferente, con oportunidades para todas las personas y con justicia. Ellas y ellos dinamizan procesos desde sus propias vivencias y condiciones socioeconómicas y culturales, intentando superar las problemáticas de sus comunidades. También es cierto que muchos jóvenes se encuentran desorientados y esconden el abandono y la falta de oportunidades en el consumo de drogas. No obstante, esta situación no es una limitante. Al contrario, reafirma la necesidad de generar espacios, desde la iniciativa juvenil, para el encuentro e intercambio de experiencias. Eso fue lo que ocurrió con el plenario de jóvenes por la paz que se desarrolló en el marco de la IV Plenaria de la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz. En este espacio se acordó la realización de un encuentro nacional de jóvenes cada año, así como seguir trabajando en las regiones sobre la caracterización de lo juvenil y de las necesidades de esta población, que deben incluirse en una Ley General de Juventud.
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