Angélica Ordonez, Quito, enero 2008
El papel distorsionado de las fuerzas armadas.
Las fuerzas armadas vistas por Oswaldo Jarrin, ex-ministro de defensa.
Keywords: Defensa militar de la paz | Militares | Ecuador
Ref.: “Vanguardia”, número 083, 24-31 de abril, 2007, pp. 24-26
Idiomas: español
Tipo de documento: Periodico
Para Oswaldo Jarrín, ex Ministro de Defensa, la propuesta enmarcada en la frase “vamos a revisar los roles de las Fuerzas Armadas” implica un retroceso. En 1979 esa misma frase se puso sobre el tablero y los resultados fueron :
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una reducción de personal ;
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una reducción de presupuesto ;
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una eliminación de las regalías del petróleo.
Las tareas de discusión sobre el rol de las Fuerzas Armadas lo único que logran, según Jarrín, es destruir la institucionalidad y la seriedad misma de la institución. Al hablar de nuevos roles, de una mayor relación de las Fuerzas Armadas con los grupos civiles, o al hablar de un plan de desarrollo social y económico en las fronteras, se distorsiona la función de las Fuerzas Armadas porque una Institución del Estado que se encarga de la defensa nacional no puede confundirse con un ejército de salvación o de obras sociales.
La cooperación cabe, pero cada misión debe ser especificada, cada área de responsabilidad debe delimitarse, porque, de lo contrario, en vez de “cooperación” se da una sustitución de funciones y no es ese el objetivo. Las Fuerzas Armadas tienen una misión inalienable : la defensa nacional y la seguridad. Si las Fuerzas Armadas llegan a politizarse se generaría un desequilibrio y, a través de la fuerza, se provocaría una mayor influencia y presión en las instituciones democráticas. Al permitir que las Fuerzas Armadas participen en la administración y las decisiones políticas del Gobierno, se corre el riesgo de que se dé un gobierno autoritario, que rompa las leyes y la Constitución. Sería como el “cesarismo”: existiría una autoridad máxima, con poder máximo, que administra derechos y libertades de los demás a través de la fuerza y la confrontación. Es decir, se daría un desbalance autoritario.
Partiendo de esta idea, Jarrín, mientras ejercía su cargo, se aseguró de que hubiese un distanciamiento, una representatividad y una marginación institucional con la participación política. Esta responsabilidad, que le incumbe exclusivamente al Ministerio de Defensa, puede separar a las Fuerzas Armadas de la participación política. Las Fuerzas Armadas, al ser una entidad monolíticamente subordinada al Ministerio de Defensa, no pueden politizarse a través de éste.
Commentario
Esta visión de las Fuerzas Armadas al margen del desarrollo social y comunitario pero centrada en la defensa de la seguridad nacional, es una postura crítica frente a otros intelectuales, quienes ven a los militares como cercanos a la ciudadanía y ejerciendo trabajos de colaboración con ésta. La última posición fue sostenida, entre otros, por la fallecida Ministra Guadalupe Larriva, primera mujer y primera civil en ocupar el Ministerio de Defensa en el Ecuador. Su acción fue interrumpida por su prematura muerte.
Cabe recalcar que en ambas posturas de las Fuerzas Armadas, se propone una despolitización de las mismas, es decir : eliminar su trabajo como “árbitros” de la democracia. Sin embargo, la idea de politización no está totalmente establecida y en algunos casos se confunde politización con participación pública y ciudadana.
Notas
Los contenidos de la presente ficha han sido tomados de la entrevista realizada a Oswaldo Jarrín, ex Ministro de Defensa, publicada en la Revista “Vanguardia”.