Pierre Calame, Paris, noviembre 2007
Naturaleza y componentes de un Arte de la Paz, por Pierre Calame
Intervencion de Pierre Calame, Director de la Fundacion Charles Léopold Mayer para el progreso del Hombre, en la Asamblea fundadora de la Alianza de Artesanos de Paz.
« Es un placer pero también un inmenso honor, iniciar esa conferencia presentando algunas ideas sobre el arte de la Paz a una asamblea de gente que practica ese Arte todos los días y, usando una metáfora, me siento un poco como un laico encargado de decir misa al Vaticano frente a una asamblea de obispos… Lo haré simplemente, retomando nuestro enfoque histórico y contando de qué manera he llegado a la idea de un Arte de la Paz, así como a la convicción de que una alianza de Artesanos de Paz era necesaria a su construcción. Como ingeniero, procederé punto por punto.
I. La paz no es la ausencia de guerra
La primera convicción a raíz de un programa lanzado por la Fundación en 1990 y cuyo nombre era el “Arte de la Paz”, era que la paz no es la ausencia de guerra. La paz no es la ausencia de guerra y la paz tampoco es únicamente la seguridad. Lo que, personalmente, me había chocado durante mi carrera profesional era notar hasta qué punto los pueblos que ganan la guerra, y de hecho las guerras civiles – las guerras internas más que las estranjeras – generalemente terminan perdiendo la paz que sigue. Esto me había marcado de manera muy fuerte en Algeria, en Vietnam ; ese contraste entre por un lado, la inteligencia y la eficacia desplegadas para ganar guerras extremadamente difíciles frente a un adversario tecnológicamente, financiarmente y económicamente superior, y por otro lado, el desastre que generalemente era consecutivo a esa victoria.
De todo esto he sacado dos lecciones. La primera es que no se trata sólo de acabar con la guerra para llegar a la paz. La segunda es que las virtudes necesarias para ganar la paz son opuestas a las requeridas para ganar la paz. La maledicción de la victoria consiste simplemente en mantener al poder los que han ganado. Ahora bien, generalemente, los que han ganado la guerra son incapaces de ganar la paz, debido a la vez, a su cultura como a las instituciones que ellos mismos han creado.
La idea de un Arte de la Paz ha nacido de la idea según la cual existen cosas que hay que saber, cosas que hay que compartir acerca de la manera en que se manejaban las transiciones entre la guerra y la paz.
II. La paz es un componente de la gobernanza
Entendemos por “gobernanza”, el arte de las sociedades de manejarse ellas mismas, de inventar los sitemas de pensamiento, los fundamentos culturales, las instituciones, modos de actuar, que les permiten sobrevivir a largo plazo, encontrar un equilibrio con su medio ambiente y humano, y desarrollarse en la medida de lo posible.
El interés de la fundación por las cuestiones de gobernanza se fue incrementando cada ano al darnos cuenta de que en una situación de evolución extremadamente rápida, aparecían cada vez más inadaptados los desafíos de la humanidad – en cuanto a su escala y su complejidad – y los modos de gestión inventados a lo largo de los siglos, de los milenios. Esto aparece claramente a nivel internacional con la agravación de los desequilibrios, probablemente mortales, y que todo el mundo describe, denuncia, proclama, entre la humanidad y su medio ambiente, mientras que las instituciones etáticas, internacionales, locales continúan actuando de la misma manera a pesar de no ser capaces de enfrentar a esa realidad.
Por eso, en ese período tan especial de la historia de la humanidad, nos encontramos frente a la necesidad urgente de reflexionar acerca de las condiciones en las cuales una sociedad inventa sus sistemas de gestión, de preservación y de supervivencia.
A lo largo de los anos, hemos constatado que la particularidad de la gobernanza era que perseguía objetivos constantes, objetivos que transcendían las barreras culturales, de civilización, objetivos que atravesaban las épocas. Entre estos objetivos está, obviamente, el de mantener tanto la paz interior como el equilibrio con el exterior. Se trata en realidad de mantener la seguridad y el equilibrio con el medio ambiente.
Al haber dicho todo esto, he dicho pocas y muchas cosas a la vez. Pocas, porque hablé de cosas evidentes ; muchas, porque esto inscribe con solemnidad la reflexión sobre el arte de la paz dentro de la cuestión fundamental de nuestra época, la de la invención de nuevos modos de gestión de sociedades. La reflexión sobre el arte de la paz se inscribe dentro de una más amplia sobre la gobernanza que atraviesa toda nuestra fundación.
III. La diferencia de naturaleza entre la guerra y la paz
Hace unos 15 anos había inventado un lema al que siempre fui fiel. La guerra es un objetivo simple perseguido con medios sofisticados, mientras que la paz es un objetivo complejo perseguido con medios simples. Cuando he inventado ese lema, era mucho antes de la invasión de Irak por los Américanos y sus aliados, pero Irak es una ilustración perfecta. Derrocar a Saddam Hussein mediante el despliegue de medios extremadamente sofisticados y sistemas de observación avanzados, se inscribe dentro de una lógica increiblemente simple.
Tanto en el campo militar como en el campo político vemos a menudo hasta qué punto la guerra impone simplificar el panorama : los enemigos y los amigos, los terroristas y los demás, los buenos y los malos. En el contexto de esa lectura simple, para no decir simplista, del mundo, se despliega un arsenal extraordinario mobilizando las técnicas más modernas. Es de hecho lo que genera el atractivo de la guerra por los instrumentos militaro-industriales.
La paz, tiene que ver con otra cosa. La paz es cuestión de diálogo, de modificaciones institucionales, de educación. La paz dispone de muchos medios accesibles, en cambio prohibe toda simplificación de lo real. La paz implica “de-construir” el enemigo. La paz obliga a ser atento a la diversidad de las percepciones y de las culturas. Obliga a tomar en cuenta los contextos, los aliados y los adversarios potenciales de la paz, en una determinada época y en un lugar preciso. Dicho de otra manera, la característica de la paz consiste en obligar a coordinar muchos factores propios a cada contexto. Y esto es lo que vuelve extremadamente difícil dar una definición de una ciencia de la paz que desembocaría de leyes generales. La paz implica una estrategia, es decir el arte de adaptarse a cada contexto específico.
IV. Por eso es que la construcción de paz es un Arte.
¿Cuáles son los componentes de un arte? Primero se trata de que hay cosas que debemos saber, la paz es algo complejo y no se trata sólo de comprometerse con buena voluntad. Demasiado amenudo confundimos el hecho de que la paz mobiliza medios simples con la idea de que la paz es simple y que sólo hace falta desearla para que reine.
Durante mucho tiempo he reflexionado acerca de la pregunta siguiente : existen dos términos para caracterizar la guerra, el primero es la “polemología” - el arte del análisis de los conflictos - ; y el segundo es la “estratégia” - el arte de dirigir armadas. Su existencia muestra que desde siempre hemos reconocido que para hacer la guerra se necesitaba saber cosas.
En cambio, buscarán sin éxito en el diccionario, lo equivalente para la paz. La palabra “Irenología” - el arte de analizar los procesos de construcción de paz - no existe ni en los diccionarios, ni en las lecciones. En cuanto a la “Irenagia” - el arte concreto de elaborar una estrategia de construcción de paz, acá y ahora - tampoco encontrarán esa palabra en el diccionario o en las lecciones. La semántica nos revela un estancamiento intelectual, la ilusión de que la paz es el resultado del deseo de la paz. Mientras que la experiencia histórica demuestra que el deseo de la paz no alcanza para construir paz.
Esta realidad aparece claramente cuando vemos que la mayoría de las organizaciones no gubernamentales que estan dispuestas a arriesgar su vida para construir paz lo hacen de manera necia y con una visión del mundo donde los buenos y los malos corresponden a una lógica y a una cultura de guerra.
Hay un Arte de la Paz, primero porque hay cosas que debemos saber y segundo porque este Arte necesita sacar ventaja de elementos contextuales. Es imposible establecer una estrategia de paz desde lejos. Suntsu, teórico chino de la estrategia, lo había entendido perfectamente hace 2500 anos con respecto a la guerra, diciendo : “una vez la guerra declarada, el rey no tiene ninguna órden que darle a su General ; es en el terreno, en función de elementos imprevisibles, que el General debe desplegar su arte de la guerra, lo que ha aprendido de la historia, lo que ha aprendido de los otros, para poder reaccionar lo mejor posible”. Es en ese sentido que se trata de un arte, y por las razones que he dado, ese arte es parte de la gobernanza. Dicho de otra manera, no nos encontramos en el campo de métodos universales, no existen recetas para construir paz. Estamos en un campo epistemológico donde hay principios deducidos de la experiencia, y que son importantes aplicar de manera específica dentro de cada contexto. Cuando hablamos de un Arte de la Paz, damos a la palabra “Arte” un sentido substancial importantísimo. Para mí, la noción de un Arte de la Paz es de alguna manera “todo un programa”.
V. La construcción de un Arte de la Paz sólo puede resultar de un esfuerzo colectivo.
Cuando un Artesano estudia escultura, hace intentos y de vez en cuando se equivoca, trabaja con un maestro que ha practicado durante 40 anos, 50 anos, y es así, a través de la repetición del acto, que adquiere el arte, que adquiere el saber.
Tratándose del Arte de la Paz, también hace anos había utilizado un lema atrevido, pero muchas veces y de manera inevitable las metáforas guerreras se imponen ya que son ellas que han construido nuestro vocabulario : construir paz para actores que salen de un conflicto equivale a un cazador que tiene una escopeta sin jamás haber aprendido a tirar. No es sorprendente que la construcción de paz fracase tan amenudo : depende de gente que no tienen experiencia! Gracias a Dios, no llevamos a cabo procesos de transición entre la guerra y la paz todos los días, esto sucede sólo de vez en cuando en la historia de una sociedad. Entonces, cómo construir un arte cuando no hay aprendizaje. Es una cuestión metodológica e institucional de gran importancia. La respuesta es : “comparando”.
Comparación histórica primero. ¿Qué tenemos que aprender por ejemplo del final de las guerras de religión, o de la evolución de Europa después de las dos guerras mundiales? ¿Qué podemos aprender de esa larga historia?
Comparación internacional después. ¿Qué tenemos que aprender de los demás? Qué tenemos que aprender de la manera en que el Imperio Otomano garantizaba la cohabitación entre las distintas culturas? ¿Qué tenemos que aprender de la manera en que los Grecos o los Indios o los Chinos concebían el Arte de la Paz? El desafío de una alianza de Artesanos de Paz no es sólo un desafío de fortalecimiento mutuo, es un desafío epistemológico, es un desafío de construcción del concocimiento. No existe un Arte de la Paz sin un trabajo colectivo, sin un trabajo comparativo. El desafío de una alianza por la paz es primero el desafío intelectual de construir juntos los elementos de un Arte de la Paz.
VI. El Arte de la Paz alimenta el arte de la gobernanza y recíprocamente.
He dicho hace un rato que la paz era uno de los objetivos más constantes de la gobernanza, del arte que tienen las sociedades a administrarse por ellas-mismas. Ahora bien, si nos interesamos de manera más precisa a la construcción de paz, vemos que el Arte de la Paz, pertenece a una de las variedades de la gobernanza que consiste en el arte de administrar las transiciones.
En todo sistema complejo el mayor desafío es la estabilidad. Esto se verifica en los ecosistemas y también dentro de las sociedades humanas. Si prestan atención al funcionamiento cotidiano de un conjunto de instituciones etáticas, locales, etc… se darán cuenta que estas instituciones son concebidas ante todo para grantizar la estabilidad a corto plazo. Son instituciones de régimen permamente. Por eso es que, muchas veces nuestro pensamiento resulta débil cuando se trata de pensar las transiciones, cuando se trata de pasar de un estado a otro. Pasar de la guerra a la paz forma parte de ese arte de administrar las transiciones.
Diciendo que el Arte de la Paz forma parte del Arte de la Gobernanza, deduzco que el Arte de la Paz puede beneficiar de todas las reflexiones que fueron llevadas a cabo sobre la gobernanza. Con eso quiero decir que el Arte de la Paz no tiene ninguna ventaja en pensarse como algo aislado, irreductible. Debe, al contrario, inscribirse dentro de un corpus de reflexión más amplio. Lo cual lleva a afirmar la idea según la cual el Arte de la Paz, puede alimentar y a la vez alimentarse de principios generales que fueron concebidos para la gobernancia. Tras 40 anos de reflexión, me parece que existen cinco grandes principios de gobernanaza que quiero compartir con ustedes como una de las maneras de interpretar un Arte de la Paz.
El primer principio tiene que ver con la legitimidad de las instituciones y de las personas que las hacen funcionar. ¿Mediante qué proceso llegamos a ponernos de acuerdo, más allá de las leyes y de las reglas formales, sobre el hecho de que somos gobernados de manera satisfactoria? Cómo llegamos a la idea de que el bien común, tal como es administrado, justifica que hagamos sacrificios en cuanto a nuestra libertad?
He podido observar que la cuestión de la legitimidad se encuentra muchas veces al corazón de las crisis del Estado pero también al corazón de la violencia. La idea de renunciar a la violencia privada y preferirle una violencia legal ejercida por el Estado supone una adesión profunda a la legitimidad de esta violencia del Estado. En las transiciones, la cuestión de la construcción de una autoridad legítima es una cuestión central.
El segundo principio tiene que ver por un lado con el equilibrio entre derecho y responsabilidad que son la base de la ciuadadanía y por otro lado con las condiciones en las que cada individuo siente que forma parte de una comunidad de destino, que realmente participa a la elaboración de ese destino colectivo. No resumiré esa idea de gran importancia a la de democracia formal. Conocemos muchos sistemas de democracia formal que no aportan nada a la comunidad de destino y que por eso no son percebidos como factores de construcción de paz. La construcción de paz existe sólo si “el vivir en común” se vuelve más importante que los intereses individuales, y si en cada uno prevalece el sentimiento de participar a la construcción de esa comunidad. Se trata de un hilo conductor esencial para analizar la gobernanza y pienso que puede también aclarar la reflexión sobre la paz.
En tercer principio de gobernanza, es el de la competencia y de la pertinencia de las instituciones. La pregunta consiste en saber si la concepción de las instituciones, si la cultura de los que las hacen funcionar, van en el sentido de los objetivos perseguidos. La transición de la guerra a la paz, implica una transición de las instituciones. La conversión de una economía de guerra hacia una economía de paz, tal como lo ha dicho tantas veces Richard Pétris, se trata de un compromiso. A principios de los anos 1990, después de la caída del muro de Berlín, se hablaba de los dividendos de la paz. Pero no, la construcción de paz es un compromiso. La conversión de una economía de la guerra a la paz es una conversión institucional de gran importancia. Si miramos el funcionamiento de las instituciones políticas, las que nacieron de la guerra son siempre sistemas de barreras a la información : lo peligroso en una guerra es la circulación de la información. Lo peligroso en la paz es el la limitación de la información. La re-conversión de las instituciones de la guerra a la paz es entonces una cuestión primordial. No hay que dudar en incluir la ingeniería institucional, es decir el arte de concebir las instituciones, dentro del arte de la paz.
Cuarto principio : la cooperación entre actores. La cooperación entre actores conlleva la idea de un interés común superior a los intereses particulares así como la idea de compartir de manera equitable los frutos de la cooperación. Acá también lo específico de una cultura de guerra consiste en negar tanto la ventaja como la posibilidad de esta cooperación. Nuestra cultura política misma es fundamentalmente una cultura de la no-cooperación y de la competitividad.
El quinto principio de la gobernanza es la necesidad de articular las escalas de gobernanza desde lo local hacia lo mundial. Ningún problema puede ser resuelto a una sola escala. El arte de la gobernanza implica la capacidad a obtener que cooperen juntos estos distintos niveles.
Tales son las conclusiones a las que llegamos sobre la gobernanza, y tengo la debilidad de pensar que puede ser una manera de pensar el arte de la Paz.
VII. El arte de la paz va de las relaciones interpersonales a las relaciones internacionales
Durante los anos 1990 hemos trabajado mucho sobre la construcción de paz en Etiopia, con resultados mediocres hay que reconocerlo. En 500 anos, Etiopia nunca había conocido más de 10 anos de paz. Esto significa que la sociedad estaba organizada fundamentalmente alrededor de una cultura de guerra. Esta cultura se manifiesta a nivel de las relaciones entre las personas. Lo que caracteriza de manera crucial, me parece, el arte de la paz – y creo que los movimientos no-violentos representados acá por François Marchand lo han caracterizado bien – es que se manifiesta a nivel inter-individual de la misma manera que a nivel mundial. Uno de los desafíos del arte de la Paz es asociar lo que ocurre en las familias, en las clases, en las oficinas de las administraciones, dentro de las empresas, y lo que ocurre a otra escala, a la de los países o de las relaciones entre países. Pensando en eso, me doy cuenta hasta qué punto nuestra cultura, económica, pero también escolar, es una cultura de guerra. Estamos impregnados por el Darwinismo social, por el elogio de la competencia. Dar su dimensión histórica, grandiosa, a la historia de la construcción de paz. Eso fue la construcción europea : una historia con tanteos, con dudas, una historia con crisis, una historia con períodos de estancamientos pero a la vez fue también la epopeya del siglo 20, es la única historia política con promesas de futuro del siglo 21. Si prestan atención al discurso de los medias, la paz es una virtud Burguesa. El compromiso es asimilado a la compromisión ; cuando hablamos de consenso completamos siempre con el adjetivo “blando”, el consenso blando. Vemos hasta qué punto nuestros valores están impregnados de la cultura de guerra, hasta qué punto pasar de la guerra a la paz, de lo local a lo mundial, implica no sólo una transformación cultural, sino también una transformación de las instituciones internacionales.
VIII. ¿Cuáles son los objetivos de una alianza de artesanos de paz, y cómo construir y mobilizar un arte de la paz?
He dicho que sólo era posible construir un arte de la paz confrontando diferentes contextos y diferentes historias de paz.
Uno de los desafíos de una alianza de artesanos de paz, según yo, es dar una visibilidad al conjunto de los componentes de un arte de la paz. Ese Arte de la Paz ne ha sido formalizado todavía hoy. Creo que una alianza de artesanos de paz tiene un verdadero deber de producción intelectual : el arte de la paz, qué es? Las diferentes escalas del arte de la paz, qué es? El modo de implicación de diferentes actores, qué es?
Si hace cuatro anos decidimos apoyar a IRENEES empezando con la mutualización de historias de niveles distintos y que provenán de distintos continentes, fue con la esperanza que nacieran progresivamente, los componentes de un arte de la paz, y eso gracias a la extraordinaria competencia de las personas que se encuentran alrededor de esta mesa. Ese arte tiene que ser enunciado, tiene que ser formalizado.
Al servicio de qué, mobilizado de qué manera?
Veo dos grandes dimensiones : primero la formación : ese arte de la paz tiene que estar presente en las escuelas, tiene que estar presente dentro de las instituciones públicas, tiene que estar presente en las reflexiones de ciencias políticas, tiene que estar presente en las universidades.
Luego, la acción. Hay que ser capaz de mobilizar ese arte donde se plantea concretamente el problema de transición de la guerra a la paz. La alianza de artesanos de paz debe poder transformarse en un esfuerzo colectivo al servicio de este tipo de acción.
Les agradezco,
Pierre Calame »